Esquí: ¿Cómo mejorar tu técnica?

Para mejorar tu técnica de esquí, es crucial que cuentes con un equipo adaptado a tu nivel y tipo de cuerpo. Es fundamental, ya que necesitas sentirte cómodo con tus botas y seguro con tus esquís. De lo contrario, te centrarás más en lo que te pueda pasar, nos referimos al común dolor de pies, esa sensación de inestabilidad en los esquís al coger velocidad, entre otras cuestiones.

Tanto si has decidido comprar el material de esquí como si prefieres alquilarlo allí en la estación de esquí, déjate asesorar por uno de los profesionales que encontrarás en nuestras tiendas.

Pero sobre todo, no sobreestimes ni subestimes tus habilidades indicando un nivel de habilidad incorrecto. Solo conseguirás arriesgar más y  acabar con esquís demasiado difíciles de girar o, por el contrario, con un equipo poco adaptado a tu velocidad.

¡No olvides ajustar bien tus fijaciones a tus botas, nivel y tipo de cuerpo! Indica siempre al profesional tu peso exacto para que pueda ajustar correctamente las fijaciones a tus esquís, y explicar lo más preciso posible tu nivel de habilidad. Esta información es fundamental para tu seguridad.

Si en tu caso ya tienes esquís, no olvides realizar el mantenimiento de tu equipo de forma periódica, es decir, al finalizar o iniciar cada temporada. Ten en cuenta que con el tiempo, los esquís tienden a desgastarse. De ahí, la importancia de encerrarlos y afilarlos para conservar lo máximo posible su agarre y deslizamiento. Con estos consejos podrás conservarlos durante mucho más tiempo. 

Está bien, quieres aprender a esquiar con un instructor porque ya tienes algunas habilidades básicas o incluso tus amigos se han prestado a poder mejorar contigo. Pero también quieres aprender a mantener el equilibrio correctamente y realizar giros suaves con esquís paralelos en lugar de derrapar. Aquí tienes un ejercicio sencillo, pero muy útil: gira levantando el esquí por el interior del giro. Esto te obligará a ejercer más presión sobre el esquí exterior mientras mantienes el equilibrio. Derraparás menos y ganarás fluidez.

Es uno de los ejercicios más comunes para aprender a esquiar; después del apoyo con el bastón. Es bastante común ver a los alumnos en las clases de esquí hacerlo durante sus bajadas. ¡Fíjate!

Antes de seguir concentrándote en movimientos más avanzados, lo primero que debes hacer es trabajar tu equilibrio y postura. Una buena técnica empieza por estar centrado sobre tus esquís, con una postura estable que te permita reaccionar con precisión al terreno.

Una postura equilibrada en el esquí se caracteriza por mantener las rodillas ligeramente flexionadas, con las caderas adelantadas y la vista siempre hacia delante. Sin mirar a tus esquís y manteniendo siempre esa vista  imaginaria hacia donde quieras moverte. Ahora bien, ya sabes que el esquí no es estático, por lo que debes aprender a equilibrarte mientras te mueves. Esto puedes practicarlo fuera de la temporada de nieve realizando ejercicios de equilibrio en superficies inestables, por ejemplo el bosu, para así mejorar la propiocepción.

Los cambios de pendiente e incluso las propias condiciones de nieve harán que tu equilibrio sea más dinámico. Es importante que intentes mantenerte centrado sobre tus esquís y ligeramente inclinado hacia delante para ajustar con  más rapidez tu peso entre esquís, responder mejor a los posibles cambios de velocidad y pendiente, y mantener las transiciones suaves entre los virajes.

Te aseguramos que si trabajas y consigues una base sólida de equilibrio, el resto de tus movimientos se harán mucho más naturales y fluidos.

El miedo a la velocidad al esquiar generalmente proviene de la falta de confianza en la propia técnica: no quieres coger velocidad por miedo a equivocarte con los cantos y caer, o a no poder esquivar a otro esquiador. Esto es perfectamente normal, y más que entendible en cualquier tipo de esquiador, ya sea amateur como profesional.

Un esquiador tranquilo que mantiene el control es mucho mejor que un esquiador imprudente en descenso que no puede controlar sus esquís. Pero, por supuesto, para progresar en el aprendizaje del esquí, hay que aprender a coger velocidad. Así que empieza practicando en pendientes suaves para mejorar tu técnica general. Después, poco a poco, ganarás confianza en ti y podrás aventurarte en pistas más empinadas. Aprovecha los días donde haya menos gente en las pistas para practicar tus derrapes de emergencia.

Si aún te sientes nervioso al esquiar, intenta subir caminando con los esquís. Esto te detendrá al final de un giro o te ralentizará antes de empezar uno nuevo.

En cualquier caso, tómate tu tiempo para ganar confianza, y si eliges una pendiente un poco más desafiante para ponerte a prueba, respira hondo y ve a tu propio ritmo. ¡El objetivo es desafiarte a ti mismo mientras te diviertes! Y si te quedas atascado por el miedo, siempre puedes acabar llamando a un entrenador de esquí.

Es una de las preguntas que más suele repetirse temporada tras temporada. Pues bien, la respuesta es muy clara: esquiando y tomando clases. En el esquí, como en los deportes en general, no hay ningún secreto: hay que practicar para ver el progreso. Y si sientes que no estás mejorando, toma una o dos clases con un entrenador; te dará consejos para mejorar y te ayudará a corregir tu técnica.
Fortalece tu fuerza entre temporadas para llegar a las pistas en óptimas condiciones físicas. Un estilo de vida saludable sin duda te ayudará a progresar mucho más rápido.

Aún con todo esto, aquí te hemos preparado algunos ejercicios concretos para practicar durante tus días en la montaña. Todos ellos están pensandos para desarrollar control, precisión y confianza.

Empezamos con un clásico, los deslizamientos laterales. Este ejercicio consiste en deslizar en paralelo a la pendiente, con tus esquís perpendiculares a ellas. El objetivo es sencillo: sentis los cantos de los esquís y ganar capacidad de equilibrio en pendiente.

Seguimos con el giro en “C” hacia carving, es decir, realizar giros amplios que dibujen una forma de C suave en la nieve. Con esto podrás reforzar el uso de cantos laterales para controlar el radio de giro y mantener un deslizamiento controlado sin derrapes.

Si necesitas estabilizar tu cuerpo y tu core por completo, no lo dudes y prueba a bajar cortas pendientes sin utilizar tus bastones. Un ejercicio muy común con el que trabajarás tu control y serás capaz de hacer movimientos más limpios.

Y, por último, otro gran clásico de la montaña: los giros J. Ideal para los que quieres trabajar la sincronización del giro: el primer tramo de pista irás recto, y al final del giro será cuando crees una curva que te recuerde a la forma de una “J”.