Ruta por la Senda de los Cazadores en el Valle de Ordesa

Desde la propia Pradera de Ordesa ya empezarás a encontrar todo tipo de paneles informativos y señalización para tu ruta. Poco a poco, verás como la senda se adentra de inmediato en un búsque húmedo para iniciar una ascensión constante y pronunciada.

Que no te agobie el primer tramo, ya que suele ser el más duro, con un desnivel de más de 600 metros en apenas 2,5 km. ¡Una barbaridad! Se trata de una subida en zigzag entre pinos y hayas que podrá dejarte sin aliento, pero ojo que el esfuerzo valdrá, y mucho, cuando llegues al Mirador de Calcilarruego. Desde allí, podrás admirar unas increíbles vistas del Pirineo: todo el Valle de Ordesa, el río Arazas serpenteando en el fondo y las paredes verticales del Tozal del Mallo frente a tus ojos. Algo que te impresionará, sobre todo la primera vez. Sin duda, un lugar perfecto para poder descansar, hidratarte y poder admirar la inmensidad del paisaje después de la subida.

Dejando atrás el mirador comenzamos la Faja de Pelay, un sendero colgado a media ladera que discurre durante unos 8 km casi en horizontal, los cuáles bordean la vertiente sur del valle. Podríamos decir que este tramo es toda una pasarela natural sobre Ordesa, con vistas continuas hacia las cascadas del Cotatuero, la Fraucata y el Monte Perdido. No te preocupes que el sendero es completamente seguro, aunque la caída en algunos puntos puede llegar a ser considerable, por lo que si vas con niños, ¡ten cuidado!

Tras cruzar la Faja de Pelay, el camino comienza a descender suavemente hasta que llegamos al fondo del valle, allí es donde se encuentra la famosa Cascada de la Cola de Caballo, uno de los iconos más emblemáticos del parque. ¡La joya de la corona! Su forma redondeada y su caída de más de 50 metros hacen que sea una de las cascadas más instagrameables de nuestro país. Un buen lugar para poder descansar del paseo, picar algo para reponer fuerzas y prepararte para iniciar el regreso hacia el coche, que será por la Senda de las Gradas de Soaso, un camino bastante más cómodo siguiendo el curso del río Arazas y sus correspondientes cascadas: Gradas de Soaso, Estrecho, La Cueva y Arripas.

El regreso hacia la Pradera es bastante suave y muy agradable, rodeado de rica vegetación. Suele ser una de las partes más transitadas de la ruta, al igual que fotogénica, sobre todo en otoño, cuando los bosques de hayas y abetos se tiñen de esos colores amarillos, rojizos y ocres tan famosas por la época.

Se puede recorrer sin problemas entre mayo y octubre, siempre que las condiciones meteorológicas sean estables y, por supuesto, no haya nieve. Si decides ir en primavera podrás ver como las cascadas bajan con fuerza y el verde del valle es mucho más espectacular, lo malo es que la senda suele estar húmeda y puede resbalar bastante más de lo habitual. En cambio, en verano los días al ser más largos te harán disfrutar mucho más de la ruta y de sus vistas. Lo peor será ser capaz de sobrevivir al extremo calor.

Para nosotros la época mágica es otoño, por el color de los árboles y por el descenso de tantos turistas. Y en invierno, como te decíamos, suele estar cerrado por la nieve, el hielo  y el riesgo de desprendimientos, por lo que sólo será apto para montañeros muy experimentados y con material técnico de primer nivel.

Vamos a empezar con lo más básico: comenzar a caminar temprano y evitar así las horas centrales del día. A esto hay que sumar tips tan cotidianos al andar en la montaña como llevar al menos 1,5 litros de agua por persona, usar botas de montaña o un calzado técnico con buena suela deslizante, seguir la técnica de la ropa por capas y llevar bastones telescópicos tanto para subir como para bajar.

Por supuesto, no caigas en la trampa de subestimar el desnivel ni salir del sendero. Son errores básicos de un principiante que tienes que evitar a toda costa.

Lo cierto es que conociendo el desnivel, la longitud y la exposición no solemos recomendar esta ruta ni con niños pequeños ni con personas con vértigo. Si en tu caso vas a visitar la zona con tu familia, nuestra recomendación es que optes por la ruta a la Cola de Caballo por el fondo del valle, es bastante más accesible y con el mismo punto final.

En cuanto a perros, sentimos decirte que no están permitido en el parque, ni siquiera con el uso de correa.

Recuerda que este rincón del Pirineo es Patrimonio de la Humanidad, por lo que vive la experiencia al máximo desde el inicio hasta el fin. Es cierto que es una ruta muy exigente, a la par que gratificante con uno mismo. Toda una recomendación para montañeros como tú.