Prepara bien el itinerario
A sabiendas de que los niños pequeños caminan bastante más despacio que los adultos y que además necesitan hacer pequeñas pausas a lo largo del camino, las indicaciones que proponen las guías de senderismo no pueden ser tomadas como referencia para calcular el tiempo de la ruta. Por ello, lo mejor es que cuentes con suficiente margen de tiempo para disfrutar del camino sin prisa ni preocupaciones.
Uno de los puntos más importantes es, sin duda alguna, no olvidarte de consultar la previsión meteorológica y, en el caso de que las condiciones no sean óptimas, no dudes en reprogramar la salida. Ni que decir tiene que los niños son mucho más sensibles al frío y al calor que lo que puede serlo un adulto. Por lo tanto, las salidas de senderismo deben ser una actividad agradable para ellos. Aun así, en muchas ocasiones las temperaturas pueden llegar a ser impredecibles. Si os sorprende un chaparrón, podéis establecer un descanso, siempre y cuando el itinerario tenga algún refugio.
También te recomendamos que evites subir en teleféricos y funiculares. A pesar de que reducen el esfuerzo, pueden provocar mareos a los más pequeños.