No todos los tipos de yoga son iguales. Te explicamos en qué consisten las principales disciplinas de este deporte y algunas de sus posturas.
Dentro de las distintas modalidades de yoga, el estilo kundalini está considerado como uno de los tipos de yoga más antiguos. Según la cultura hindú, esta práctica se apoya sobre una energía o fuerza interior que está situada en la base de nuestra columna vertebral. Más allá del ejercicio físico, este tipo de yoga tiene un fuerte vínculo espiritual y energético.
Según los expertos, el yoga kundalini representa la energía corporal como una serpiente que se sitúa en la base de la columna vertebral y asciende por la misma hasta la coronilla. El trabajo en sus sesiones se centra en la respiración, la meditación, los cantos y en liberar la energía interna. Las posturas asociadas a este tipo de yoga permiten mejorar la movilidad de las articulaciones y fortalecer los músculos del core (abdomen, glúteos, lumbares...).
A diferencia del hatha yoga y el iyengar, disciplinas en las que cuenta mucho el alineamiento y la postura, el kundalini yoga es más energético y espiritual. Aunque esta disciplina de yoga es apropiada para todo el mundo, resulta especialmente interesante para aquellos que quieren conectar con su yo interior.
El bikram yoga es una disciplina que bebe de la técnica del hatha yoga y recurre a una serie de posturas que se realizan en serie dentro de una sala acondicionada a 42 grados de temperatura. El objetivo es recrear las condiciones climáticas y humedad de la India, cuna del yoga.
Las sesiones de bikram yoga o yoga con calor suelen tener una duración de entre 60 y 90 minutos. En ellas, los alumnos practican 26 asanas o posturas, así como dos ejercicios de respiración al inicio y fin de la práctica. Debido a las condiciones que propone esta disciplina, es necesario un mínimo de condición física y preparación mental. En las sesiones de bikram yoga se practican tres funciones: conciencia de la respiración, control de tus pensamientos y conexión cuerpo-mente.
A pesar de que aún se cuestiona la historia del ashtanga, esta modalidad de yoga ha ganado una gran popularidad desde principios de la década de 1990. El ashtanga yoga se suele presentar como una interpretación moderna del yoga hindú clásico. Es un estilo más dinámico y exigente que el hatha yoga. Las series de ashtanga yoga están compuestas por vinyasas, posturas de pie, posturas de suelo, de flexión, torsión, extensión e invertidas.
Se diferencia de otros tipos de yoga por la práctica del vinyasa, que es un sistema de movimientos y respiración sincronizados. Estos movimientos son los que encadenan una postura con la otra. La gran ventaja del ashtanga yoga es que al apoyarse sobre una secuencia de asanas predefinida, se puede ver fácilmente la progresión y avance en la práctica.
Existen muchos más tipos de yoga como el hatha, laya, vinyasa, swara… y múltiples combinaciones entre ellos. Seguro que después de leer este artículo, tienes claro qué tipo de yoga se adapta mejor a tus preferencias. Si aún tienes dudas, lo mejor será probar sensaciones dando algunas clases en una escuela.