Cómo se hace una zancada trasera
Lo primero que hay que tener en cuenta antes de ponernos a practicar este ejercicio es la importancia de prestar atención en el aprendizaje de la técnica.
Como exige cualquier práctica deportiva, la consecución es lo más importante para poder realizarlo bien y para que, por supuesto, sea efectivo.
La postura y posición inicial con la que dar comienzo a este ejercicio es de pie, con el cuerpo erguido y con los pies colocados a lo ancho de las caderas. Una vez estemos colocados de esta forma, no podemos olvidar que los hombros tienen que estar colocados hacia atrás y el pecho lo más hacia arriba posible. Y, por supuesto, si quieres mantener la posición correcta, no te olvides de mantener la mirada hacia el frente.
El siguiente paso que tenemos que memorizar es que para poder flexionar las rodillas necesitamos que el descenso sea lo más controlado posible. Preocúpate de flexionar las dos rodillas hasta llegar a formar con ellas un ángulo de 90 grados. La rodilla con la que comenzar a hacer la zancada estará pegada al suelo lo máximo posible. Recuerda que, cuanto más pegada al suelo, más intensidad y más eficacia a la hora de realizar el ejercicio.
Aunque seguramente la intensidad que se tenga en esta rodilla sea bastante elevada, no podemos olvidarnos de mantener la rodilla de la otra pierna en una posición que no supere el pie contrario. Esto nos ayudará a combatir lesiones o dolores musculares en esta zona.
Ten en cuenta que el movimiento principal será ir hacia atrás con una pierna. Es posible que, dependiendo de la variante de este ejercicio que se haya elegido, tendrás que realizar series solo con una pierna o alternando ambas.
La clave de esta zancada es utilizar los músculos de la pierna que tenemos delante para poder apoyarnos en ella e impulsarnos con una fuerza lo más controlada y equilibrada posible.
Tanto las repeticiones como las series que se decidan hacer están totalmente alineadas a los objetivos de cada persona.