Aprender a hacer surf no es una tarea sencilla. Al igual que sucede con cualquier otro deporte, los primeros pasos requieren de tiempo, paciencia y disciplina. Hasta lograr tener una buena técnica sobre la tabla vas a necesitar invertir unas cuantas horas de práctica. Esto no es nada nuevo: te lo van a contar en cualquier escuela de aprendizaje.
Es posible que a estas alturas estés contando los días que faltan para poner rumbo a la costa. Nosotros, en cierto modo, también estamos en la misma situación. Seguro que mientras preparas la maleta te viene a la cabeza una ligera imagen de cómo podrías lucir en la orilla, ataviado con el traje de neopreno y la tabla de surf. Pero antes de empezar a coger olas, seguro que te pica la curiosidad y quieres saber un poco más acerca de lo que te espera en los próximos días.
Como ya te hemos comentado en alguna otra ocasión, el surf es un deporte acuático que tiene sus orígenes en la antigua Polinesia y ha evolucionado a lo largo de los siglos hasta convertirse en un modo de vida muy popular en todo el mundo. Una práctica repleta de virtudes y beneficios que atrae a miles de personas a las playas y requiere fuerza, resistencia y equilibrio.
Todo principiante debe conocer algunas de las maniobras básicas de surf. Para ello y, después de conocer las principales partes de una tabla de surf, comenzaremos por lo más básico: aprender a ponerse de pie sobre la tabla. Esta maniobra, conocida también con el nombre de take off, es el principal movimiento del surf. Para poner en práctica este movimiento debes esperar que la ola comience a empujarte, después dejas de remar y te impulsas rápidamente para buscar la estabilidad sobre la tabla. Una vez tienes esto controlado, no hay vuelta atrás: te vuelves un verdadero adicto a la increíble sensación de deslizar sobre las olas.
Pero antes de que llegues a considerarte un experto en la materia, mucho antes de empezar a presumir delante de tu grupo de amigos, queda un largo camino por delante en el que caer y subir a la tabla será una constante que se repita una y otra vez. El hecho de ser golpeado y revolcado por las olas una y otra vez pondrá a prueba tu motivación. Es un deporte retador, pero con determinación y práctica, las recompensas son enormes.