Manguitos: ¿a qué edad se pueden usar?

¿Cómo enseñar a nadar a un bebé?

Te contamos algunos consejos y medidas de seguridad para iniciar a los más pequeños en el mundo de la natación.

Más allá de la buena compañía, pocas cosas hacen falta para pasar un buen día en la playa, el río o la piscina: bañador, chanclas, toalla y protección solar. Sin embargo, si vas acompañado de niños pequeños deberás prestar especial atención y cuidar su seguridad para evitar sustos innecesarios.

A pesar de que los niños siempre deben estar bajo la supervisión de un adulto responsable en el agua, accesorios de baño como los manguitos, flotadores, chalecos de flotabilidad, churros o tablas son imprescindibles para reforzar el proceso de aprendizaje. En este sentido, la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) recuerda que todos estos elementos no sustituyen la norma del 10-20: mirarles cada 10 segundos y poder llegar a ellos en un máximo 20.

Aun así, nunca está de más que los pequeños sean capaces de perder el miedo al agua desde bien chiquititos. Esto les permitirá tener mayor seguridad y confianza en ellos mismos cuando se bañen en cualquier piscina o en la orilla del mar. Y tú, también, estarás algo más tranquilo. Por si esto fuera poco, hay que recordar que la natación es uno de los deportes más completos que existen. Así que, no lo pienses más, y descubre los pasos necesarios para enseñar a tu bebé a nadar. Prepara las chanclas, la toalla y el bañador, ¡qué empezamos!

Manguitos: ¿a qué edad se pueden usar? | Decathlon

¿Cuándo empezar con las clases de natación?

El mejor método para conseguir que los niños ganen seguridad y autonomía en el agua es apuntarles a clases de natación desde una edad temprana. Los expertos coinciden en que se debe tener en cuenta la edad, el nivel de madurez y la destreza del niño en el agua. Lo más recomendable es que los niños comiencen a familiarizarse con el medio acuático entre los 1 y los 4 años.

El proceso de aprendizaje debe ser progresivo, en función de las necesidades de cada niño. El objetivo final es interiorizar la dinámica de los desplazamientos, los giros y las técnicas motrices de los brazos y las piernas.

Durante la fase de descubrimiento del medio acuático, lo más importante es transmitir tranquilidad y seguridad a los niños. En esta primera etapa, el acompañamiento en el agua debe apoyarse en una serie de juegos capaces de fomentar la motivación e interacción del pequeño en el agua. Para facilitar esta tarea, lo ideal es recurrir a una serie de ayudas y accesorios de piscina que pueden variar en función del peso, la altura y el nivel de experiencia de cada niño.

En el caso de los bebés, los flotadores con sillita o asiento antivuelco son perfectos para establecer esa primera toma de contacto con el agua. Hay modelos transparentes que permiten a los pequeños ver el fondo e interactuar con él. Aunque quizás lo más interesante en este apartado sea la posibilidad de ajustar el pañal en función de la altura del niño. De este modo, se sentirá mucho más cómodo y seguro.

Si bien el acompañamiento por parte de los padres va a seguir siendo un apoyo fundamental, lo importante en este punto es favorecer la movilidad de ciertas partes del cuerpo como los brazos y las piernas. Lo más seguro es usar un chaleco flotador adecuado al peso del bebé.

Tendrás que esperar a que tu hijo cumpla los cuatro años de vida para poder enseñarle correctamente a nadar. En este momento tanto sus músculos como su cerebro habrán madurado lo suficiente como para poder empezar con la natación de una forma mucho más “seria”. Mientras tanto, sigue nuestras recomendaciones y haz que se familiarice con el agua desde prácticamente el primer año de vida.

Paso a paso: cómo enseñar a nadar a tu bebé

Hay que asumir esta actividad con total tranquilidad y sin asustarse por tu bebé. Dicho esto, aquí van algunos de los pasos que debes seguir para que tu hijo aprenda a nadar en la piscina y defenderse en el agua. 

  1. Haz que pierdan por completo el miedo al agua: para poder enseñar a tus hijos a nadar, el primer punto es que aprendan a adaptarse al agua y se enfrenten a ella con ganas y sin ningún tipo de miedo. Las clases de matronatación durante el primer año de vida es una muy buena alternativa para que los bebés puedan sumergirse en la piscina y se sientan cómodos al entrar en contacto con el agua. Esta modalidad se puede practicar a partir de los 3-6 meses de edad. 
  2. Empieza siempre donde pueda hacer pie: para enseñar a nadar a tu hijo es fundamental que él se sienta cómodo en una zona donde pueda apoyar sus pies y el agua le llegué, como mucho, por debajo del mentón. Así le quitarás el miedo al agua y hundirse por no hacer pie. Sin darse cuenta verás como comienza a dar sus primeros braceos y saltitos. Además, por supuesto, de aprender a flotar en el agua. 
  3. Coordina tanto sus brazos como sus piernas: primero enseñale a mover los brazos. Podéis practicar estos ejercicios con ayuda de los flotadores o mientras lo sostienes por su pequeño torso. Una vez tenga claro esto, tendrás que repetir la misma técnica con los pies. Después, tendrá que coordinar ambos movimientos y practicar mucho con tu ayuda y la de todos los accesorios de piscina como las tablas o los famosos churros. Poco a poco, motiva a tu pequeño a que comience a desplazarse solo. Primero en distancias cortas para, posteriormente, que sean mucho más largas. 
  4. La importancia de los ejercicios de respiración: el control de la respiración es una de las primeras cosas que se aprenden en natación. Como si de un juego se tratará, enseña a tus hijos a aprender a controlar la respiración bajo el agua durante unos segundos y eviten así el tragar agua. Este tipo de ejercicios les permitirá ampliar mucho más su capacidad pulmonar y la presión en sus oídos. 
El aprendizaje de la natación debe de ser de forma gradual, por lo que tendrás que tener mucha paciencia con tu hijo. Lo más importante es practicar y disfrutar, sin estar pendiente del tiempo o de cuanto tarde en perfeccionar su técnica. En función de tu paciencia como profesor y de tu nivel de natación, tendrás que decidir si le enseñas tú mismo o prefieres apuntarle a clases de natación con más niños de su edad.

¿A partir de qué edad se recomienda utilizar manguitos?

Por otro lado, están los manguitos hinchables. Este accesorio cumple una única función: proporcionar la capacidad de flotación para facilitar el proceso de aprendizaje. Los manguitos son fáciles de usar y proporcionan muy buena estabilidad dentro del agua. A la hora de elegir el modelo adecuado para tus hijos, debes dejar a un lado las razones estéticas en favor de la opción más fiable y segura.

Respecto a la edad para comenzar a usar manguitos, el mejor momento es a partir de los 2 años. Usa siempre unos manguitos homologados y no olvides tener en cuenta estos tres puntos:

- Asegúrate de inflarlos con la presión adecuada.
- La posición correcta en la que deben ir colocados es justo por debajo de los hombros, de lo contrario, corres el riesgo de que resbalen y se salgan.
- Deben tener el tamaño adecuado para no limitar los movimientos y evitar posturas forzadas.

Una vez que el pequeño va adquiriendo cierta autonomía y aumenta su inquietud por pasar más tiempo en el agua, es el momento de dar el salto a otros accesorios que les ayuden a progresar. Hablamos de ese punto en el que los niños empiezan a disfrutar saltando a la piscina, introduciendo la cabeza bajo el agua o sumergiéndose incluso de manera espontánea.

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Cinturones y chalecos de flotabilidad

En los últimos años, se han puesto de moda los cinturones de natación, un accesorio que monta varias placas de corcho alrededor de la cintura. En función del nivel de destreza, confianza y capacidad del niño, estas pastillas se pueden ir retirando progresivamente. Este sistema de flotabilidad es muy polivalente y su uso está recomendado para niños de entre 3 y 4 años.

Por otro lado, tenemos los chalecos evolutivos, capaces de acompañar al pequeño en cada una de las fases de aprendizaje de la natación (descubrimiento, aprendizaje y progresión). Estos chalecos están formados por un cinturón de flotabilidad y unos manguitos hinchables. Siempre cuentan con un doble cierre de seguridad y están recubiertos de tela para favorecer un contacto cómodo con la piel del niño. Al dejar los brazos y las piernas libres, facilitan la movilidad y el equilibrio en el agua.

Beneficios de la natación en los bebés y niños

Enseñar a los niños desde su infancia a nadar es fundamental para que puedan ejercitar su pequeño cuerpo y para ser capaces de prevenir el ahogamiento. Si tus hijos saben nadar reducirán con creces las probabilidades de sufrir este tipo de accidentes tan frecuentes en los meses de verano.

La natación aporta multitud de beneficios a los más pequeños de la casa. Otra razón de pes para que puedan disfrutar de esta actividad libremente durante las vacaciones familiares: 

  • Les permite tener un mayor equilibrio. 
  • Enseñarás a que los niños puedan respirar mucho mejor. 
  • Actividad sociable que podrán compartir con otros niños de su edad. 
  • Fortalece el sistema cardiorespiratorio. 
  • Mejora los músculos de los brazos y de las piernas. 
  • Promueve la relajación de los niños. 
  • Mejora su capacidad y coordinación motora. 
  • Ideal para mantener un estilo de vida saludable.
Ante todo haz que esta fase de aprendizaje se convierta en un juego para los dos. Tanto él como tú tenéis que disfrutar de compartir este momento y de ver como tus pequeños bebés se convierten, poco a poco, en niños más mayores y con algo de independencia en el agua. Estamos seguros de que en el futuro te lo agradecerán con creces. Así el próximo año podréis jugar mucho más en la piscina del hotel de las vacaciones de verano o ir a nadar juntos en la orilla del mar. 

Esperamos que estos consejos te hayan resultado útiles a la hora elegir el mejor material de apoyo para ayudar a tus hijos a aprender a nadar. No olvides que la supervisión del pequeño en el agua es lo más importante.

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