Aclimatación: Evita el mal de altura o mal de montaña

Aclimatación: Evita el mal de altura o mal de montaña

Dolor de cabeza, mareos y hasta fatiga. ¿Sabes a lo que nos referimos? Estos son solo algunos de los síntomas más comunes que, desgraciadamente, sufren muchos senderistas durante su expedición hasta llegar a la cima más alta de la montaña.

Y es que, te ponemos en situación. Imagínate que durante meses te has estado preparando a conciencia para escalar y llegar a cumplir tu ansiada aventura: coronar cualquiera de las montañas que hay en el planeta Tierra. Sin embargo, en mitad de tu expedición, justo en una altitud más que considerable, tu cuerpo llega a su límite y comienza a sufrir estos síntomas que hemos mencionado y que se conocen en el ámbito del trekking como mal de altura. Un problema que puede arruinar con creces tu rendimiento en la montaña y, por lo tanto, tu sueño de tocar las nubes en la cima.

Para que esto no te ocurra y que la falta de oxígeno acabe jugándote una mala pasada, queremos desde aquí explicarte por qué la altitud afecta a tu cuerpo, cómo detectar los síntomas del mal de altura y ciertos consejos para una buena aclimatación y adaptación a la altitud. Prepara tus zapatillas de montaña, tu ropa técnica de senderismo y vamos a por ello.

pareja subiendo montaña

Por qué nos afecta la altura en la montaña

A medida que vamos ascendiendo en altitud, la presión atmosférica tiende a disminuir, lo que se traduce en un descenso significativo del oxígeno disponible en el aire que hay a nuestro alrededor. Para que puedas entenderlo mejor, mientras que al nivel del mar podemos respirar sin ningún tipo de esfuerzo, cuando nuestro cuerpo se encuentra por encima de los 2.500 metros de altura empieza a notarse considerablemente esta falta de oxígeno.

Para poder adaptarse a esta situación, nuestro organismo comienza a poner en marcha una serie de mecanismos: aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, incremento de la hemoglobina para poder transportar oxígenos, y, por lo tanto, un mayor trabajo de los riñones para así poder equilibrar el pH de la sangre. El cuerpo puede adaptarse a todos estos cambios sin inconveniente, siempre y cuando tenga el tiempo suficiente para esta aclimatación. En el caso de que no cuente con este margen de tiempo, a causa de un ascenso demasiado rápido, se producirá el conocido y temido mal de altura.

Mal de altura: síntomas claros de esta sintomatología en la montaña

El mal de altura, conocido también como mal agudo de montaña, es una afección que puede llegar a ocurrirle a cualquier deportista en plena montaña, incluido los que estén mejor preparados y tengan un estado físico impecable. La clave para no padecerlo se encuentra en el proceso de adaptación de tu cuerpo. Ni en la experiencia ni en el nivel físico. Aunque está claro que todo cuenta y suma a favor para ti.

La mejor forma de detectar el mal de altura es conociendo muy bien cuáles son los síntomas más comunes que pueden ocurrir. Signos y alertas que el cuerpo va mostrando a lo largo de la expedición:

  • Dolor de cabeza
  • Náuseas y vómitos
  • Falta de apetito
  • Mareos y sensación de inestabilidad
  • Cansancio extremo y debilidad muscular
  • Dificultad para dormir

Estas señales suelen aparecer cuando nos encontramos en una altitud por encima de los 2.500 metros. Aunque hay deportistas que pueden llegar a manifestarse tanto antes como a posterior. Es muy importante tomar las medidas que sean necesarias a tiempo, de no ser así el mal de altura puede llegar a derivar en problemas mucho más graves para el organismo. Entre ellos, provocar un edema pulmonar o cerebral de altura que pueden llegar a ser mortales en la montaña.

Qué es la aclimatación a la altitud. La importancia de prevenir el mal de altura

Como has podido aprender, la aclimatación a la altitud es de vital importancia para prevenir la aparición del mal de altura. Un proceso natural mediante el cual tu cuerpo será capaz de adaptarse a la disminución de oxígeno a grandes altitudes. Algo clave para poder disfrutar de la montaña sin ningún tipo de riesgo.

Hay ciertos factores que influyen en el proceso de aclimatación de un senderista, entre ellos cabe destacar:
 

  1. Velocidad del ascenso: como bien te decíamos hace unos minutos, cuanto más rápido subas la montaña, mayor riesgo de mal de altura podrás tener. Lo ideal es no llegar a superar los 300-500 metros de desnivel por día una vez pasados los 3.000 metros.
  2. Altitud alcanzada: cuanto más alto vayas, más tiempo necesitará tu cuerpo para poder adaptarse completamente. Esto es fundamental que lo tengas en cuenta.
  3. Estado físico y experiencia previa: el mal de altura no es capaz de distinguir entre personas con un estado físico impecable y en forma con los que no. Aunque es cierto que aquellas personas que han estado antes en altitudes elevadas serán más propensas a aclimatarse más rápidamente.
  4. Genética: en función de la persona podemos ser más o menos propensas a padecer este mal de altura.

cima montañas nevadas

Consejos para adaptarte mejor a la altitud y evitar así el mal de altura   

Hay formas de poder minimizar lo máximo posible el riesgo de sufrir ese mal de altura o, al menos, intentar en la medida de lo posible mejorar tu adaptación en altitud. Estos son algunos de los consejos de nuestros profesionales senderistas que podrán ayudarte durante tu expedición:
 

  1. No tengas prisa y sube progresivamente. Intenta pasar alguna noche en una altitud intermedia antes de seguir con el ascenso. Tu cuerpo te lo agradecerá con creces.
  2. Bebe, al menos, unos 3-4 litros de agua al día. Ayudará a tu cuerpo en todo este proceso de adaptación.
  3. Aliméntate con comidas ricas en carbohidratos y evita tanto el consumo de cafeína como el alcohol.
  4. Descansa lo suficiente, ya que el sueño es clave para la recuperación de tu cuerpo. Si ves que te cuesta dormirte en altura, realiza antes de acostarte respiraciones profundas para tranquilizarte.
  5. Escucha en todo momento las señales que te da tu cuerpo. Una vez que comiences a notar algún síntoma del mal de altura, no sigas ascendiendo y mantente en la misma altitud. Si la situación empeora, no dudes en descender.
  6. Lleva siempre contigo medicación preventiva pautada, previamente, por un profesional.
¿Estás pensando en realizar alguna ruta de senderismo por encima de los 2.500 metros? Si la respuesta es sí, no lo dudes y ten en cuenta todo lo que te hemos contado aquí para aclimatar tu cuerpo a la altitud y evitar con creces el mal de altura. Te aseguramos que conociendo sus síntomas y aplicando estos consejos de prevención, podrás disfrutar al máximo de la montaña y conseguir llegar a la cima con éxito.

Recuerda que lo importante es escuchar a tu cuerpo, darle tiempo para que se adapte y subir despacio. ¡No hay prisa en llegar! Ya sabes, prepárate bien y conquista cualquier montaña sin ningún tipo de preocupación.

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