Psicomotricidad infantil: qué es, beneficios y tipos

Psicomotricidad infantil: qué es, beneficios y tipos

Descubre qué es la psicomotricidad, cuáles son sus beneficios y qué tipos existen. ¡Lee todo lo relacionado de la mano de nuestros expertos!

Las habilidades motoras son el resultado de la colaboración entre el cerebro, el sistema nervioso y los músculos del cuerpo. Una buena psicomotricidad es la base para la maduración cognitiva, emocional y social de cualquier niño. Los juegos de psicomotricidad ayudan a los niños a relacionarse con el entorno, a controlar su conducta y mejorar sus competencias comunicativas.

Cada etapa del desarrollo pasa por una fase de descubrimiento. El papel del adulto es fundamental en todas estas fases desde una edad temprana. Sin embargo, su intervención debe ser lo más discreta posible, para que el niño pueda hacer todo lo posible por sí mismo.

Para que los niños se sientan seguros, el adulto debe evitar exponerlos a situaciones que no dominen, es decir, en una posición que el pequeño aún o haya experimentado por sí mismo. Por ejemplo, poner al niño sentado o de pie cuando no lo hace de forma autónoma.

Para saber en qué punto de desarrollo se encuentra un niño, basta con observarlo. El movimiento del niño debe ser lo más libre posible y no estar limitado por su ropa. Del mismo modo, para que pueda experimentar diferentes sensaciones, lo ideal sería dejarle ir descalzo. Si las condiciones no lo permiten, entonces le ofreceremos un calzado respetuoso que evite que se resbale.

Beneficios de la psicomotricidad

Estimular la psicomotricidad ayuda al niño a explorar su entorno, al mismo tiempo que trabaja su tono muscular, postura y forma física. Además, el trabajo de las técnicas de motricidad, permite a los pequeños potenciar sus competencias sociales como, por ejemplo, a expresar sus emociones y regular su conducta. En definitiva, pretende ayudar al niño a progresar en todos los ámbitos del desarrollo.

Desde el punto de vista metodológico, son muchos los centros educativos donde la psicomotricidad se presenta como una actividad dirigida, habitualmente en forma de circuitos como los clásicos de obstáculos, o los denominados neuromotores.

Sea cual sea su nombre, todos se organizan con materiales de diversa naturaleza (aros, cuerdas de algodón, telas, picas, colchonetas, bancos, espalderas, módulos de foam, etc.), modificados periódicamente para evitar la rutina. Su finalidad es mejorar la coordinación, el equilibrio y las destrezas psicomotrices de los alumnos, que se desplazan por ellos en fila, saltando, corriendo, colgando por las manos, reptando, trepando…

Psicomotricidad infantil: qué es, beneficios y tipos

Tipos de psicomotricidad

Motricidad fina

El control de la motricidad fina es la capacidad de coordinar músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos. En concreto, las habilidades motoras finas se refieren a pequeños movimientos con la lengua, labios, dedos, manos, muñecas, dedos de los pies y pies.

Lograr una buena coordinación oculomotora es muy importante en este sentido. El control de la motricidad fina ayuda a los niños a aprender tareas como agarrar objetos, pinzar, escribir, coser o dibujar. Este proceso de aprendizaje se extiende durante los primeros años de vida.

Para ello, es importante recurrir a una serie de juegos educativos capaces de otorgar al pequeño la autonomía y seguridad en la ejecución de actividades cotidianas, logrando así, el desarrollo de su independencia y el alcance de retos cada vez más complejos.

Motricidad gruesa

La motricidad gruesa consiste en dominar movimientos que utilizan grandes grupos musculares, como lanzar objetos, dar patadas a un balón, correo o saltar. La ejecución de estos movimientos implica la totalidad del cuerpo, por lo que es fundamental tener un dominio de las extremidades. Además, los pequeños necesitarán coordinar de forma correcta su propio cuerpo teniendo en cuenta los objetos y el espacio que les rodea.

Los juegos tradicionales son un método infalible para que los niños puedan desarrollar su cuerpo y sus destrezas a la vez que se divierten jugando en compañía de sus amigos. La motricidad gruesa es una habilidad que engloba distintas acciones más o menos complejas; por esta razón seguirá un proceso de desarrollo que empezará en la niñez. El pequeño empieza gateando e irá madurando hasta así poder ejecutar actividades más complejas como montar en bicicleta.

En la medida en que los niños desarrollan su motricidad gruesa, se fomenta la seguridad, lo cual es vital no solo para el descubrimiento de su entorno, sino también para la toma de conciencia de su cuerpo, el fortalecimiento de su autoestima y la confianza en sí mismos. En cualquier área del cuerpo del bebé, sus habilidades motoras gruesas se desarrollan antes que sus habilidades motoras finas.

Ya conocemos en qué consiste la psicomotricidad, así como los beneficios de trabajar las diferentes habilidades motoras desde una edad temprana. El uso de material de psicomotricidad como esterillas, cojines o tablas de equilibrio es un buen recurso para fomentar que los niños puedan experimentar en un entorno seguro.

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